lunes, 6 de marzo de 2017

Javierada 2017

Javierada:

 Yo he decidido acompañar a mi parroquia en el camino hacia el castillo de San Javier.
En este viaje he aprendido muchas cosas, he reforzado mi fe, he hecho amigos y me he acercado un poco más a Dios.
En el reflexionas sobre como afecta Dios a tu vida, sobre las personas que te importan, sobre lo que de verdad vale la pena en la vida.
Joaquín, el cura de mi parroquia vino con nosotros, gracias a él hemos comprendido grandes cosas. Él nos propuso que pensáramos en tres personas que necesitan tener más fe, más ganas de vivir. Estas debían ser personas a las que quisiéramos y que creemos que necesitan esa fuerza de voluntad, ese empujón para ser más felices. Yo pensé en varias personas importantes para mi, y  no solo hice el camino por mi, sino también por ellas y porque confio y creo en que el Señor les ayudará.
Para algunas personas esto puede sonar estúpido e incluso infantil, el confiar en que va a venir Dios a ayudar a gente que me importa solo por caminar un poquito (30 kilómetros para ser exactos), pero cada uno tiene sus creencias y cada uno sabe lo que de verdad le importa, y a mi esas personas y Dios me importan y sentía que debía hacerlo.
En este tiempo de reflexión te percatas de lo presente que está Dios día a día y de que siempre va a estar ahí para perdonarnos y ayudaros, y que debemos demostrarle que nosotros también estamos aquí y somos conscientes del gran sacrificio que hizo por nosotros, que comparado con no comer carne los viernes de cuaresma o andar un poco no es nada.
En este fin de semana he hecho grandes amistades, he ensanchado lazos ya creados y he podido pensar un poco en mi y en mi vida, he podido ver que debo luchar por los sueños y por el futuro que ansío, que nada es imposible.
Debemos darnos cuenta de la suerte que tenemos y aprovechar cada instante que nos brinde la vida, porque esta es un regalo y no debemos desperdiciarla.
Es increíble ver cuantas personas siguen a Jesús y saber que no estás solo, saber que Cristo se sacrificó porque nosotros pudiéramos vivir momentos como estos. Él lo hizo sin saber qué pasaría después, sin saber si repercutiría o no, sin saber si en un futuro predicaríamos su mensaje de amor.
Pero después de todo, ¿qué haríamos sin amor?, en ser humano es incapaz de vivir sin él porque es lo que nos guía en la vida, ya sea el amor a Dios, el amor a tu pareja, a tus hijos... a quién sea, la cosa es que está ahí siempre.
Un catequista que está en su tercer año de seminario me contó su testimonio, él quería ser militar y por ello decidió no mostrar sus sentimientos, cerrarse a ellos. Pensaba que de ese modo en el futuro le iría mejor, pero de lo que no se percató es de que de ese modo se cerrada a la vida, a vivir. Cierto día una amiga suya le dijo que él no era así, que llevaba una máscara, que debía vivir. Él se encontraba en una peregrinación en ese instante y en cuanto acudió a la iglesia con sus compañeros y vio como Dios le abría los brazos se dio cuenta de todo. Más tarde Dios le envió señales para que le sugiera y él se fió de Dios y actualmente es un hombre feliz, obviamente tiene dudas, pero como todos en la vida. Pero a pesar de ello sigue con Dios, predicando y viviendo don amor.
He de decir que no es fácil darte cuenta de todo esto solo, necesitas tener a alguien en quien confiar, a quién contarle todo y a pesar de que en algún momento le falles saber que te va a perdonar, porque Dios es así.
Como se puede comprobar ha sido una experiencia inigualable, creo que a todo el que vaya le marca un antes y un después en su relación con Cristo y en la vida de uno mismo.
Espero poder repetir. Según Joaquín cada año es como si fuese el primero puesto que cada año has cambiado y vas a abrirte a Cristo de otra manera, de cada año te llevas algo nuevo, una experiencia diferente y lo más importante, más amigos y más amor.
Invito a cualquiera a probar alguna vez a peregrinar y a reunirse con Dios,


No hay comentarios:

Publicar un comentario